Pues mira, me gustan las cosas del corazón porque...
Son el equivalente de la era de la tecnología a la plaza del pueblo.
Me encanta ver a mariquitas peleándose como histéricas.
Soy una cotilla encerrado en el cuerpo de un tipo serio amante de Chespir y el Dr. Who.
La evasión de la realidad es una forma de afrontarla.
Sería de mala educación no seguir una tradición milenaria; la de rajar del prójimo a la mínima.
Por el morbo que me da Rosa Benito.
Porque siempre me paraba en el patio del cole a mirar las peleas de los demás.
Porque cuando tiene un buen día Jorge Javier es muy gracioso.
Para saber si Conchita es en verdad polígrafa o churrera, cosa que me tiene en vilo.
Por el teatro de lo absurdo, la admiración de la ignorancia, la ensaltación de lo banal.
Porque todas las periodistas llevan siempre falda corta. Menos Chelo García Cortés.
Porque de vez en cuando sale Barbara Rey a contar sus rollos bollos.
Porque señoras septuagenarias asienten embobadas cómo gays y practicantes del sexo liberal salen en la tele a todas horas contando sus escarceos.
Por todos necesitamos alguien a quien odiar, y Belén Esteban nos lo pone fácil.
Porque es igual de absurdo que el fútbol y nadie se mete con ésto último.
Porque no se puede ser perfecto en todo, qué le vamos a hacer.
Porque me encanta el lado barroso del supuesto glamour, los trapos sucios de los vestidos de Chanel, la cara oculta de la sonrisa.
Porque en la era de la tecnología no existe la intimidad.
Porque todos llevamos un exhibicionista dentro.
Porque hay que matar a la inteligencia y hacer con ello un feliz cadáver.
Porque no sé nada de mi vecino de al lado, pero lo sé todo sobre el mal de amores de Víctor Sandoval.
Porque un tipo gordo y feo como Paquirrín liga con modelos, y eso es digno de estudio.
Porque las verduleras del mercado son las que dan vida a la plaza.
Porque defender hasta la muerte cosas absurdas es propio del carácter español. Por eso Dios, entre todos los pueblos, nos elegió para defender su Iglesia y emitir el SALVAME.
Porque BARRIO SÉSAMO era un puto coñazo, y me alegra ver que en el mismo horario ahora emiten peleas, amoríos, rollos gays, insultos y puñaladas varias.
Porque se burlan de todo y se toman en serio todo. Es una mezcla admirable.
Porque de pequeños todos hemos mirado en los cajones de nuestros padres.
Porque así tengo tema de conversación. Nadie lee a Chespir, pero todo el mundo, incluso quien dice que no, ve el SALVAME.
Porque cuando digo que me gustan las cosas del corazón se piensan que soy gay y eso duplica mis posibilidades de tener una cita.
Porque cuando dan caña, dan mucha caña.
Porque me parece más interesante si Coto Matamoros se ha acostado con Lidia Lozano que las partes en las que se divide el átomo. Menos mal que no todo el mundo piensa como yo, de lo contrario la humanidad no habría avanzado.
Porque somos un país tercermundista y algún programa lo tenía que reflejar.
Porque cuando dicen que tal famosa ha ejercido la prostitución siempre miro a mi bote de las monedas a ver si me llega.
Porque creo que algunas de las frases de Mila a Belén son dignas del mejor Quevedo metiéndose con Góngora. Lástima que la Berraca no sepa ni quién es éste último (ni el primero).
Porque todo el mundo sabe que quien más triunfa es el que tiene menos vergüenza, de toda la vida de Dios, así que basta de hipocresías y que nos lo digan a la cara tal cual.
Por todas las petardas de tercera categoría capaces de hacer lo que sea por sus quince minutos de fama.
Porque no tengo ganas de pensar, y este tipo de programas no me obligan a hacerlo.
Porque mola ver putillas de mala muerte que han traicionado a todo Cristo y que han contado toda su vida defender con vehemencia su honor.
Porque no hay nadie a salvo. Es como una pelìcula de terror, pero en broma.
Porque...¿a quién no le molan?
Por el morbo que me da Rosa Benito.
Porque siempre me paraba en el patio del cole a mirar las peleas de los demás.
Porque cuando tiene un buen día Jorge Javier es muy gracioso.
Para saber si Conchita es en verdad polígrafa o churrera, cosa que me tiene en vilo.
Por el teatro de lo absurdo, la admiración de la ignorancia, la ensaltación de lo banal.
Porque todas las periodistas llevan siempre falda corta. Menos Chelo García Cortés.
Porque de vez en cuando sale Barbara Rey a contar sus rollos bollos.
Porque señoras septuagenarias asienten embobadas cómo gays y practicantes del sexo liberal salen en la tele a todas horas contando sus escarceos.
Por todos necesitamos alguien a quien odiar, y Belén Esteban nos lo pone fácil.
Porque es igual de absurdo que el fútbol y nadie se mete con ésto último.
Porque no se puede ser perfecto en todo, qué le vamos a hacer.
Porque me encanta el lado barroso del supuesto glamour, los trapos sucios de los vestidos de Chanel, la cara oculta de la sonrisa.
Porque en la era de la tecnología no existe la intimidad.
Porque todos llevamos un exhibicionista dentro.
Porque hay que matar a la inteligencia y hacer con ello un feliz cadáver.
Porque no sé nada de mi vecino de al lado, pero lo sé todo sobre el mal de amores de Víctor Sandoval.
Porque un tipo gordo y feo como Paquirrín liga con modelos, y eso es digno de estudio.
Porque las verduleras del mercado son las que dan vida a la plaza.
Porque defender hasta la muerte cosas absurdas es propio del carácter español. Por eso Dios, entre todos los pueblos, nos elegió para defender su Iglesia y emitir el SALVAME.
Porque BARRIO SÉSAMO era un puto coñazo, y me alegra ver que en el mismo horario ahora emiten peleas, amoríos, rollos gays, insultos y puñaladas varias.
Porque se burlan de todo y se toman en serio todo. Es una mezcla admirable.
Porque de pequeños todos hemos mirado en los cajones de nuestros padres.
Porque así tengo tema de conversación. Nadie lee a Chespir, pero todo el mundo, incluso quien dice que no, ve el SALVAME.
Porque cuando digo que me gustan las cosas del corazón se piensan que soy gay y eso duplica mis posibilidades de tener una cita.
Porque cuando dan caña, dan mucha caña.
Porque me parece más interesante si Coto Matamoros se ha acostado con Lidia Lozano que las partes en las que se divide el átomo. Menos mal que no todo el mundo piensa como yo, de lo contrario la humanidad no habría avanzado.
Porque somos un país tercermundista y algún programa lo tenía que reflejar.
Porque cuando dicen que tal famosa ha ejercido la prostitución siempre miro a mi bote de las monedas a ver si me llega.
Porque creo que algunas de las frases de Mila a Belén son dignas del mejor Quevedo metiéndose con Góngora. Lástima que la Berraca no sepa ni quién es éste último (ni el primero).
Porque todo el mundo sabe que quien más triunfa es el que tiene menos vergüenza, de toda la vida de Dios, así que basta de hipocresías y que nos lo digan a la cara tal cual.
Por todas las petardas de tercera categoría capaces de hacer lo que sea por sus quince minutos de fama.
Porque no tengo ganas de pensar, y este tipo de programas no me obligan a hacerlo.
Porque mola ver putillas de mala muerte que han traicionado a todo Cristo y que han contado toda su vida defender con vehemencia su honor.
Porque no hay nadie a salvo. Es como una pelìcula de terror, pero en broma.
Porque...¿a quién no le molan?