martes, 25 de junio de 2013

EL MISTERIOSO CASO DEL DESPIDO DE AIDA NIZAR


Aída Nízar es esa ex Gran Hermana jamona, mazizorra, pija, deslenguada y amiga de la polémica gratuita que de alguna u otra forma siempre ha estado saliendo en la tele, ora desmintiendo que fuera señora de compañía allá por la meseta, ora atacando a quien a bien se le ponga por delante.

En base a estos antecedentes, a alguien de SALVAME se le ocurrió que sería una estupenda reportera. Reportera, claro, es mucho decir. Vestida de punta en blanco, normalmente con minifalda de Armani, iba acosando a todo aquel que pasaba por allí de forma desagradable a fin de que dijese lo que ella quería que dijese, en pos de la verdad, la justicia y el modo de vida americano. Creyéndose Jordi Evole pero no llegándole ni a la suela del tacón, a medio camino entre CALLEJEROS y algo que no sé definir, la amiga Aida tenía una especie de espacio propio donde cada semana o así trataba alguna polémica chorra que ella hacía aún más chorra, aunque la tratase con una trascendencia digna del mejor WASHINTONG POST.

¿Qué un cura de pueblo se niega a comulgar a un gay? Pues allí estaba ella, micrófono en ristre, acosando al cura en la propia iglesia, increpando a los vecinos, bramando contra las injusticias, desfaciendo entuertos siempre y cuando sus piernas ocupasen plano.

A este respecto, un inciso; en una cadena local de Cataluña ya hizo algo parecido, con los mismos nefastos resultados. Ir a donde viven marginados sociales con bolso de marca a decirles que son unos guarros no es denuncia, ni periodismo, ni ná de ná. Pero estamos hablando de SALVAME, y claro, allí se piensan que esas cosas son divertidas.

La cosa es que de un día para otro Paz Padilla leyó una especie de comunicado en pleno programa diciendo “la cadena ha prescindido de los servicios de Aída Nizar y suprimido su espacio en base a su indecoroso comportamiento en la embajada de México”. Y yastá, circulen que no hay nada que ver, finito y pasamos a otro tema. Y desde entonces el más absoluto mutismo al respecto y el más absoluto ostracismo sobre Aída. Y como la memoria es débil, pues han pasado ya un par de semanas y ni nos acordamos ni nos damos cuenta.

¿Qué pasó? ¿Qué hizo, qué dejó de hacer?

Investigando un poco sobre el tema (tampoco mucho, un par de minutos en internet), he podido concretar un poco más. Avanzo que ni es para tanto ni me convence que su despido sea por eso, pero luego especularemos al respecto. Como lo han presentado como un incidente en la embajada de México, la verdad es que personalmente me había imaginado que se había presentado en dicho lugar llamando panchitos o come frijoles a los mexicanos, imitando el habla de Cantinflas con la excusa de descubrir la conexión entre el narcotráfico y el gobierno mexicano. Algo que sería muy de su estilo, he de añadir.

Pero no, el incidente vino a ser que en dicha embajada se daba una rueda de prensa presentando un disco de rancheras  y boleros, rueda en la que estaba el mítico presentador Jose María Iñigo. Y en pos de la verdad, la Lois  Lane del siglo XXI increpó a tal presentador a fin de que hablase del festival de Eurovisión, estando reciente el ridículo de la participación española en el último celebrado. El amigo Iñigo dijo que no, que ese tema no tocaba, que él estaba  para otras cosas. Y claro, esa respuesta no da para diez minutos de programa, así que la amiga Aida, fiel a su estilo, volvió a increpar al presentador, a interrumpir con berridos de indignación, a torpedear la presentación del disco, a…en fin, a todo eso que siempre ha hecho hasta que la expulsaron de la embajada. Y ante el bochorno, finito.

Lo primero que se  me ocurre es que parece ser que el puesto de reportero en SALVAME está maldito. Primero no renovaron a ADRIANA ABENIA de mala manera, con polémica de “tened cuidado con lo que digáis que a ver si digo yo”. Luego a Chiqui con “está deprimida-ha hecho fraude-nos estamos pasando-a saber por qué”. Y ahora a Aida, con este rollo patatero.

Yo, he de decir, no me creo que el despido de Aída sea por ese incidente. Que no digo que no haya hecho mal, claro. Pero es que desde el minuto cero ése ha sido su estilo; el de increpar, interrumpir y acosar a quien fuese con tal de conseguir las declaraciones que quería. Que se haga en la embajada de México en vez de en Villabotijos de Abajo suscita una diferencia de grado, es verdad, pero no deja de ser una jaimitada más. Ya sabía tele5 lo que contrataba y lo ha estado disfrutando no sé cuantos meses, no sé a qué viene rasgarse las vestiduras ahora. Es más; si ese fuera el motivo, casi sería indignante, pues vale más que molesten a Jose María Iñigo que a quince cuidadanos de a pie, a los que ha molestado mil veces más y no ha pasado nada.

La pregunta que queda está clara; si ese no es verdadero motivo…¿cuál es?

Pues aquí he de reconocer que no tengo ni la más pajotera idea. Pero podemos especular alegremente al respecto, verdad?

Explicaciones especulativas pueden haber casi infinitas. Que con esto de la crisis hay que recortar y para lo que cobra Aída bien podemos contratar a un becario, que además lo hará mejor. Que la gente se ha cansado de ella y ese tramo del programa deviene desagradable (a mí me pasaba, me sentía incómodo al ver cómo iba, por ejemplo, persiguiendo a los gays en los descampados en un vital reportaje sobre el sexo en sitios públicos). Que no ha pasado por algún aro, aunque ignoro si laboral, personal, sexual, reverencial o de cualquier índole. Que  no tiene ningún sentido hacer investigaciones cutres si podemos refritar las de Ana Rosa, que están mejor hechas.

No sé. Quizás lo que más me convenza es que el Dr. Telecinconstein ha de demostrar cada cierto tiempo que lo que puede crear, lo puede destruir. Que nadie se lo crea demasiado ni se suba a la parra. Como aviso a navegantes, llamense Aídas Nízar, Belén Esteban, Rosa Benito, Olvido Hormigos o quien sea. Ojo que como me enfade os despido y luego os ignoramos, a ver cómo os la apañáis. Igual a Aída Nízar se fue un poco de la lengua, como es ella, diciendo que su parte era la más vista del programa y que valía mucho. Y telecinconstein, tan sólo por joder, dijo “a ver, dame una excusa y te vas a enterar”. Es como en las empresas, que se despide a alguien para que los demás trabajen más y se quejen menos.

Sea por lo que sea, imagino que no tardaremos en volver a saber de ella. Es demasiado golosa, demasiado jamona, demasiado bocazas, demasiado polémica, demasiado mediática para dejarla escapar al cien por cien. Pasado un tiempo pedirá perdón, como ha hecho otras veces, y volverá por los platós hablando en tercera persona de sí misma y lanzando estopa varia. Telecinconstein la perdonará por su propio interés, pero con la advertencia de que tenga cuidado con su soberbia y ya sabe, si quiere trabajar, cabeza baja y a callar.

Bueno, pues el próximo post sí que será sobre el DNI de la infanta y con la excusa de ello el cómo la familia real se ha metido en estos mundos sin comerlo ni beberlo. Hasta entonces, tengan cuidado ahí fuera.

jueves, 20 de junio de 2013

JUZGANDO


Este espacio, últimamente algo descuidado, pretende ser algo frívolo y alegre. El propósito es comentar un tanto sobre el mundo de la farándula y estas cosillas del cuore porque en algo nos tenemos que entretener mientras esperamos la muerte. Sin embargo, hoy vamos a ampliar el espectro y vamos a hablar de un tema social y mediático que se aleja de estos mundos en intención pero que tiene las mismas dosis de morbo y trascendencia mediática; el  horrible asesinato de dos niños, Ruth y José, y el juicio a su padre, José Bretón, como presunto autor.

Este hecho ha desplazado en cierta forma los desvaneos amorosos de nuestros famosillos de cuarta fila y ocupa espacio tanto en los programas de sociedad como en telediarios y periódicos.

Seamos francos; el asesinato de esos niños es un acto aberrante y el hecho de que pudo acometerlo el padre por venganza hacia su mujer, de la que se estaba separando, agrava aún más el terrible hecho.  En medio, un error garrafal de una forense incompetente, un padre de análisis de psiquiatría, una mujer destrozada, etc….Precisamente ello es lo que genera la dosis de morbo, cotilleo, sed de noticias, y deseo de información que, nos guste  o no, no podemos dejar de mirar. Y las cadenas lo saben y nos ofrecen en directo el juicio, las impresiones, los análisis, toda la información en cualquier momento. En directo, en última hora, in situ, y todo ello aderezado con opiniones de expertos de todo tipo y con entrevistas a testigos, policías, abogados, familiares y a un señor de Cuenca que pasaba por allí.

Como todo ciudadano informado, he hecho mi propio juicio y tengo mis propias impresiones sobre el mismo. No las voy a decir, porque son irrelevantes. Que sean los jueces quienes hablen y apliquen lo que consideren justo. Evidentemente, todos los de este espacio somos gente de bien y nada nos causa más daño que el crimen a seres indefensos, así que si se demuestra más allá de toda razonable la culpabilidad del padre o de quien sea que se aplique la ley con todo su peso.

Pero no es eso lo que yo quería decir, si no el hecho de que hemos transformado el juicio en un circo absurdo. Digo hemos porque todos hemos tenido culpa; nosotros que miramos, los primeros. Los medios que nos lo ofrecen sin reparar en gastos ni tiempo, los segundos. Los jueces que han propiciado que se celebre el juicio de esta determinada manera, los terceros.

Es decir…aquí hay un asesinato que nadie vio. Las pruebas se han conseguido por otra vía (los famosos huesos que al principio se confundieron por huesos de animales, determinadas incoherencias de José Bretón, etc…).¿Hacen falta cien testigos? Porque estos testigos se van a limitar a decir que si José Bretón era frío, o era un poco cabrón, o era un tanto maniático, o tenía su aquel o su aquellá. O van a decir que la madre los quería mucho y que su matrimonio no era feliz, o que si el padre  quedó con una antigua novia, o que el cuñado no es de fiar, o que la cuñada es mala persona, o que aquí alguien esconde algo, que te lo digo yo, o que un día alguien estaba calentito y dijo que tal era una hijodeputa…En fin; banalidades varias que no aportan nada a los hechos. Pero de las que seremos informados puntualmente con todo lujo de detalles. Y en base a ello dictaremos nuestra propia sentencia, o nos reafirmaremos en la que ya hemos hecho.

Yo no quiero caer en ese error y no me gusta que se esté cayendo. Lo considero una irresponsabilidad social. Se condena a alguien por los hechos probados, y punto. No porque sea más o menos simpático. Y aquí el juicio que estoy viendo es ese, y me da un poquillo de repelús la sociedad que estamos creando.

Volveremos en breve, a ver si esta semana misma puede ser, y volvemos también por fueros más alegres. Intentaremos, nada más y nada menos, que desentrañar el expediente x del misterioso dni de la Infanta Cristina.