PELEAS EN SALVAME, ALGUNAS REFLEXIONES

Nos quedamos el otro día en comentar el tema de las peleas en el SALVAME siguiendo el patrón de una de las actuales, el enfrentamiento entre Rosa Benito y Mila Ximénez, dos musas crepusculares llenas de mala bilis, agresividad, morbo y capacidad de gancho y aguante.

En principio, sobre el papel vemos que cumplen los parámetros necesarios de lo que hablamos el otro día: son dos personas de la casa que se enfrentan entre ellas por un quítame allá estas pajas. Es decir; que nos podemos tirar horas y horas de programa con ello y no nos van a demandar ni va a pasar nada. Es más; no tenemos ni que hacer conexiones con un reportero, nos sale la tontería gratis total. Bueno, más que gratis, que amortizamos el sueldo de estas bichas. En una semana en que lo más destacado es que en twitter hacen fotomontajes con el bebé de Kiko Rivera, eso es de agradecer.

Con esta premisa, tele5 lleva desde la semana pasada viviendo del cuento y lo que nos quede. ¿Qué pasó exactamente? Pues esto…er….lo que pasó fue que…er…pues ostias, la verdad es que no lo sé.

Creo que Mila le digo a la Benito que lo suyo de su ruptura y tal era un montaje. Como llevan un tiempo picadas, la otra le contestó algo sobre su hija, que si también iba a platós  o algo así. La otra dijo que a su hija ni nombrarla y ahí se empezó a armar el dos de mayo y tú más y patatín patatán. Podía buscar en yutube el vídeo y ponerlo, pero…¿para qué? La pelea en sí no es de ningún interés. Es más; ayer no ví el programa, pero seguro que ya han hecho las paces o han prometido no hablarse pero no liarla más o algo así. Lo que suscita interés, al menos en este espacio, son algunas cuestiones al respecto:

¿Es una pelea en verdad o es un montaje? Yo pienso que es un montaje…basado en hechos reales. Me explico. En todo trabajo surgen roces con alguien. Esta gente tiene el ego de un camión y además están acostumbradas a no dar palo al agua. Además, si no vivieran de esto posiblemente se morirían de hambre o tendrían que ofrecer sus servicios a María de Mora. O sea, que me llevo que tengan su aquel entre ellos en un 20%

Pero es el 80% restante el que apesta. Como dijimos en el post anterior, además Mila forma parte de las personas de la casa, las que siguen (según mi versión) las directrices de la empresa para meterse o azuzar según qué fuegos.

En todo este caldo de cultivo, Rosa Benito ha ido subiendo enteros mediáticos con el tema de su separación y tal. Pero para que no se suba a la parra y se lo crea, hay que darle caña. Así que hay que pelearse, cuestionarla, insultarla, sacarle los trapos sucios…porque la broma nos está costando una pasta y hay que amortizarla.

A la audiencia nos gustan las peleas y que se cuestione a estos personajillos. Ellos lo saben y lo fomentan. Y es que el mejor negocio es el que todos ganan y aquí estamos todos contentos; Mila cumple su función de pinchadora oficial del programa. Rosa sigue alargando su interés y se alarga su culebrón. La fábrica de la tele cuenta los billetes en forma de audiencia que ello genera. Y nosotros tenemos espectáculo. Del malo, pero espectáculo.

Aquí el problema que yo veo son dos, que bien se pueden resumir en tres:

Por un lado la falta de credibilidad que hemos comentado. Aunque haya una cierta base y aunque día tras día que te lancen insultos produce desgaste…¿en verdad nos lo creemos?

Por otro, que el número ha de ser más difícil cada vez. Una cosa es una pelea en su momento, pero ahora eso ya está muy visto y hay que hacer el más difícil todavía, que es la norma sagrada del circo. Por eso veo que suben en intensidad, van rayando las agresiones físicas y tiran con balas más gruesas. ¿Cuál es el límite?

Y la otra conclusión es…¿esta es la única forma de hacer un programa de televisión? Vale que no tengan noticias o que las que tengan tengan miedo de darlas por aquello de las demandas. Vale que la audiencia lo queremos y nos mola. Pero…¿no dan más de sí? ¿Han de estar insultándose y siendo violentos y desagradables todo el rato porque han de rellenar horas y horas de programa?

Jorge Javier lo expuso muy bien el otro día; cuando empezó el programa SALVAME lo hizo con un grupo de gente que no tenía donde caerse muertos. A él lo habían echado de EL TOMATE y pensaba que no volvería a trabajar. Lidia tenía el estigma de Ylenia y era la apestada. Kiko H. no tenía programa, Kikp M se paseaba por los platós tristemente ventilando una supuesta separación con Makoke porque le habían cortado hasta el gas, Karmele se iba a jubilar y la Berraca era la Berraca. Y al principio pasaron de tó, pensando que la cosa les iba a durar cuatro días, e hicieron un programa lleno de paridas y humor pasándoselo bien. Ahora se ha transformado en esto. ¿Precio del éxito?

Creo que no. Y Alfonso Arús es la prueba. Le acaban de dar un ondas por un programa que tiene en una tele local catalana, programa que  tiene un montón de espectadores y lleva ya 11 años. El programa es sencillo; un grupo de amigos se reúnen y van comentando cosas del corazón y la tele, pasándoselo bien y diciendo paridas todo el rato. Transmite un buen rollo y unas ganas de pasarlo bien bestiales, son amigos echándose unas risas y soltando cada uno la suya.

Son dos estilos opuestos de hacer televisión. En el SALVAME apuestan por el mal rollo y transmiten que son un grupo de hienas falsas esperando a ver quién cae o a quien meten. Por un tiempo nos da morbo, pero la sensación general es de linchamiento, de mal rollo, de vacío, de que no hemos visto nada que haya valido la pena. Nos da un poco de desesperanza y mal yu yu, pese a que nos mole en un momento dado.

En la otra tertulia son un grupo de amigos que se lo pasan bien y lo transmiten. Y la sensación que queda es de buen rollo, de bienestar, que nos hemos divertido diciendo tonterías y echando unas risas. Nos sentimos uno más de ese grupete y nos encanta.

No va a ser el SALVAME lo que fue o es el ARUSCITY hoy en día. Pero otra forma de hacer tele es posible, y oye, algún día llegaremos a ella.